Subsiste entre algunos de los desafortunados que nunca han asistido a la fiesta El Día del Watusi el temor a comportarse con desatino ante la presencia de un par de extraterrestres ataviados como el barón Corvo o de una princesa Romanov bailando el boogaloo. Nada mejor que asomarse a los cinco tomos del Diccionario del universo Casavella y rescatar de entre los millares de entradas unos pocos saberes que sirvan para aprender a desenvolverse en la fiesta como si se fuera el anfitrión de la misma. Resumen de las siguientes palabras sería el consejo que nos regala Ray Barretto en la canción titulada El Watusi: «No le tenga miedo al Watusi, caballero».
ATIENZA, FERNANDO. Protagonista de la novela El día del Watusi. No es necesario que se le tenga aprecio. Tal vez ni lo merezca, pese a las circunstancias que rodean su vida. Pero los watusianos siempre agradecerán sus andanzas ya que dieron lugar a una novela y a una fiesta, ocupando así un lugar prominente en su santoral pagano.
BELMONDO, BAR. Santuario de los casavellistas de la globalidad del universo, templo de peregrinación mundial de los watusianos, bar de provincias más bien pequeño.
CASAVELLA, FRANCISCO. Novelista inspirador de los mejores quince de agostos de nuestras vidas.
CONGA. Si obviamos todas las demás, solo hay dos formas de afrontar la conga. Una, injustificable, surge del delirio de creerse uno que es feliz y que está rodeado de buena gente, enajenación patética y lamentable que solo debe tolerarse cuando se han ingerido más de seis combinados y se está a punto de perder el conocimiento. La otra, la que es imperativo ejecutar en el Watusi, nace del refinamiento intelectual que concluye que saber reírse de uno mismo equivale a que se ha tomado la comprensión de la vida muy en serio. Es ridículo ser incapaz de reírse del ridículo a lo largo de la ridícula existencia.
FALLECIMIENTO. Una de las dos o tres excusas válidas por las que una persona inteligente faltaría al Watusi. Desaconsejable en muy determinados casos.
FANZINE. Con motivo de la fiesta El Día del Watusi se publica un fanzine. Preocupa que adultos dediquen tiempo a ese olvidadizo objeto con grapas.
FEOS. A Casavella se le organizó una pinchada homenaje bajo el lema Las fiestas no son para los feos. Para los que les asalten las dudas sobre su condición, sepan que alguien que esté leyendo algo relacionado con Casavella vive hermanado con la belleza; a ninguno que haya ido o vaya a ir al Watusi se le puede aplicar el mencionado adjetivo.
FERREIRO, YAGO. Escritor y poeta padre de los fenómenos extraordinarios que acontecen todos los 15 de agosto en León. El que ama con devoción confesa a Casavella, el que concibió la fiesta del Watusi, el que se la trabaja, el que pierde el dinero.
GRATIS. Incluso los cascarrabias son bienvenidos a la fiesta del Watusi y, a pesar de que es gratis, pueden quejarse de lo que les venga en gana. Reconózcase que sobre esto no puede haber queja alguna.
IDIOMA IMPOSIBLE, EL. Título del tercer y último tomo de esa novela de la que tanto hablamos y de la fiesta que nos ocupa. El año anterior fue Viento y joyas; en 2015, Los juegos feroces. Es nuestra obligación advertir que hubo personas que fueron a estas fiestas ignorando el porqué de los títulos, se enamoraron de otras igual de desinformadas y ahora pasan demasiadas horas juntos en un adosado de las afueras y llevan meses haciendo cálculos para averiguar si les sale más barata la calefacción a gasóleo o con pellets. Una vez dado el aviso, quedamos exonerados de cualquier daño o perjuicio: aún disponen de tiempo para tomar precauciones y profundizar en los tres tomos del libro.
LICORES. Algunos watusianos sostienen que es de pésimo gusto permanecer sobrio durante El Día del Watusi. Consideramos que se exceden en el juicio. Que la actitud de los abstemios sea incomprensible no quiere decir que resulte, por necesidad, enteramente condenable.
LITERATURA. El Día del Watusi, la fiesta, es un tributo a la literatura. De principio a fin. Sin los libros, ni tendría sentido ni existiría. Nada nos gustaría más que acudir a un tópico para afirmar que la fiesta es sinónimo de literatura. Desgraciadamente, dista de serlo. La fiesta importa a muchos, sale en los medios, es popular, se habla de ella sin resquemor y con alegría, congrega a una multitud, se la espera con ansia, cada año crece y va a más. Y nada de lo anterior sucede con la literatura.
LOOS, ANITA. Es fundamental que se asuma la idea de que los watusianos, tan rebeldes como inmaduros, son proclives a saltarse las normas y a tomarse libertades. Sirva de ejemplo el haber incluido aquí a Anita Loos sin que venga a cuento de nada, tan solo porque es deliciosa.
NOVELA. Se llama El Día del Watusi y, lejos de constituir un mito usado de excusa para beber y ligar, el libro existe de verdad. Incluso hay voces que hablan de alguien que conoce a alguien que conoce a uno que asegura haber leído la novela entera, sin que este último sea el corrector de la misma.
P.L.C. Siglas del Partido Liberal Ciudadano, fundado por Atienza y que pasó de la ficción a la realidad en la fiesta de 2016. Se distingue de los otros en que jamás engañará al votante: todos sus miembros buscan su propio beneficio, por lo que aspira a ser el partido con más afiliados. Al carecer de ideología, amolda sus proclamas a las demandas más populares, por lo que también aspira a ser el más votado. Al final, nunca se presenta a las elecciones, desastroso proceder muy del agrado de los watusianos.
PIÑATA. La fiesta del Watusi acaba siempre, tras la conga, con la rotura de una piñata de asombroso tamaño y diseño. Adultos afectos al postureo de los cínicos y los desencantados acarician instantes de éxtasis comportándose como niños traviesos en un festín interminable. Para los que no hayan entendido el concepto a la primera, digamos que se necesitaría de una novela del tamaño de la del Watusi para explicar por qué almas desdichadas y encadenadas al desasosiego alcanzan con tan infantil juego un suspiro de felicidad. Aseveramos que la conga y la piñata condensan las esencias del Watusi.
PROPIÓNICO. A los que no lo sepan, les diremos que se trata de un ácido saturado, presente en la leche, usado para evitar el enmohecimiento del pan. Aspecto del interés de toda la humanidad, qué duda cabe, pero por mucho que alabemos a la ciencia estos datos se hallan al margen de lo que aquí tratamos. Se recomienda evitar que salga a colación este conocimiento y otros del mismo espectro en los cortejos de la grandiosa fiesta del 15 de agosto, porque los watusianos hacemos nuestra aquella afirmación de Michi Panero en la que decía que en esta vida se puede ser de todo menos un coñazo.
QUINCE. Si estamos en las semanas previas al 15 de agosto, territorio de luz y esperanza, sin cursilerías. Si estamos en fechas posteriores, riesgo de verse abatido por oleadas de melancolía, sin sentimentalismo. Si estamos en pleno 15 de agosto, todos estaríamos divirtiéndonos demasiado como para perder el tiempo en escribir esto mismo o cualquier otra cosa.
SECRETO. Todas las fiestas tienen un secreto. El secreto de la fiesta del Watusi es que, aunque es una obviedad que la totalidad de los asistentes han leído en una o en varias ocasiones la novela que dio origen a los fastos, todos fingirán no haberla leído nunca, ni una mísera vez. Imitando los códigos de una sociedad secreta victoriana, sus miembros se reconocen entre ellos por el modo en que niegan haber hojeado siquiera página alguna de El Día del Watusi o por decir que tienen siempre la dichosa novela entre las lecturas pendientes. Los socios veteranos llevan más lejos la pantomima al pavonearse de ignorar la existencia de la novela e incluso de su autor, el escritor Casavella («¿Casaqué?», preguntan con media sonrisa de suficiencia aventajados custodios del secreto).
SOL. Si algún reproche se le puede hacer al bueno de Casavella, es que eligiera el 15 de agosto como la fecha señalada. De todos es sabido que el calor del verano empuja a que uno se cubra con poca ropa. El watusiano es, por naturaleza, personaje elegante y sensible. Su delicado espíritu sufre al vestirse con ropa ligera y sin complementos en el día más importante del año. Sumidos en la pena, ellos dejarán en el armario los botines blancos de piqué; ellas, los largos echarpes de seda que tan bien se ajustarían al cuello de una Isadora Duncan.
VIAJE, DE. En 2016 se solicitó una aportación a estas páginas al admirado Enrique Vila−Matas, y esta fue su ―gloriosa― respuesta: «De viaje. Imposible contestar». Ninguno ha superado todavía la conmoción que supuso descubrir que el fanzine servía para algo. Desde entonces, maravillados ante la expresión, los watusianos consideran legítimo apropiarse de ella cuando reciben invitaciones para ver una serie española, presenciar juegos florales o para conocer a gente sencilla, maja y abierta.
WATUSI, LA FIESTA DEL. Es la novela, es el esperpento, es la literatura que nos salva. Es la canción de Ray Barretto, es el bovino africano de inmensa cornamenta, es la tómbola de cada día, de cada 15 de agosto. Son las películas al fresco en pantalla ambulante, las canciones que suenan, los músicos, los conciertos, los artistas que diseñan los carteles. Son los mítines estrafalarios, son los héroes muertos, son los vampiros cansados. Es el día aprovechado en la barra de un bar, es la noche que refresca, es el frenesí de la conga, es el arrebato de la piñata. Son los embriagadores chica conoce chico, chico conoce chica, chico conoce chico, chica conoce chica y lo que sea. Es la convulsión de la escritura, es Yago, es Casavella. Es el esplendor del mejor verano, son los amigos, son los amoríos perdidos y los que están por llegar, son las copas y los bailes. Es lo terrible, es la risa, es la fiesta que celebra el final de todas las fiestas.
Gabriel Quindós Martín-Granizo
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